DEVOCIÓN A SAN JUDAS TADEO EN SAN HIPÓLITO | CDMX
- Autor: Prefectura de Apostolado
La devoción a San Judas Tadeo se ha extendido a todo el país, destacando la Ciudad de México y concentrándose principalmente en el Templo de San Hipólito y San Casiano, ubicado en la esquina de Av. Hidalgo y Paseo de la Reforma, donde miles de fieles acuden cada 28 de mes y, en especial, a la fiesta de octubre.
En esta ciudad, la devoción a San Judas Tadeo cuenta con su propia historia, siendo, como en Chile y Estados Unidos, los Misioneros Claretianos los primeros en promoverla y traer una imagen para su veneración.
San Judas Tadeo en el Templo de San Hipólito, México, D.F.
Después de peregrinar por el Templo de Jesús María, la Parroquia del Purísimo Corazón de María en México, D.F., y por la ciudad de Puebla, en 1955 la imagen de San Judas Tadeo llega finalmente al Templo de San Hipólito (atendido por los Misioneros Claretianos desde 1892). Se consiguió, de Bienes Nacionales, el espacio que en la actualidad es la Capilla de los Mártires Mexicanos para convertirlo en Capilla de San Judas, desistiendo del proyecto ese año. En 1958, con la construcción de la torre gemela, se consideró nuevamente hacer la capilla, lo que contribuyó a encauzar la corriente vigorosa de la devoción al Santo Apóstol, que cuenta con numerosos devotos.
Los apostolados que se realizaban al comenzar la devoción a San Judas Tadeo en el Templo de San Hipólito, en 1955, eran los siguientes: atención humana y espiritual a los sordos, mediante la escuela Rosendo Olleta, fundada en el edificio anexo al templo, para contribuir a la educación integral de estas personas; atención a boleros (limpiabotas) y papeleros (vendedores de periódico); organización de primeras comuniones para adultos; legitimación de uniones de quienes vivían en “unión libre”; y asistencia a obreros y empleados de la Asociación Guadalupana de Obreros, creada en 1908.
Durante el periodo de 1958 a 1982, a la imagen se le añadieron nuevos elementos pertenecientes a su iconografía tradicional, como el medallón con el rostro de Cristo, el báculo (símbolo del instrumento con el que fue martirizado) y la llama de fuego que representa el Espíritu Santo, que recibió, junto con los demás Apóstoles y la Virgen María, el día de Pentecostés.
Ante la gran afluencia de feligreses que acudían a pedir beneficios de Dios por intercesión del Santo, la capilla resultó insuficiente para recibir a los miles de fieles. Por ello, en 1982 se decidió colocar la imagen en el manifestador. Desde entonces, todos los días 28 de cada mes, miles de personas acuden a implorar la protección y ayuda del Santo Apóstol.
San Judas Tadeo: estandarte de anhelos y luchas de los creyentes
Los santos son, para los creyentes, modelos de vida cristiana e intercesores de favores ante Dios. San Judas Tadeo, Apóstol de Jesús, ha sido identificado por los fieles como un “intercesor de las causas difíciles y desesperadas”, es decir, como un intermediario o gestor de los favores divinos en circunstancias que escapan a nuestro control y que nos ponen al borde del desánimo y la desesperanza.
Él es un portavoz que miles de devotos han elegido libremente y que atrae con gran fuerza a personas que disfrutan del encuentro comunitario y que luchan día a día por satisfacer sus necesidades familiares y personales, así como por superarse y ser felices. No obstante, los anhelos y preocupaciones de estas personas también abarcan temas espirituales y sociales.
Debemos recordar que el trabajo pastoral en este templo implica para los Misioneros Claretianos la responsabilidad de realizar de manera continua y permanente una evangelización de la devoción a San Judas Tadeo, que siempre debe invitar a conocer mejor a Jesucristo y a luchar por la justicia y la paz, entre otras causas.
La fiesta de San Judas Tadeo
En la fiesta de San Judas Tadeo siempre hay una gran diversidad, tanto en relación con los asistentes como en la manera de expresar y vivir la fe del pueblo de Dios.
Cada 28 se observan diferentes formas de expresar la devoción a San Judas, que pueden ser muy contrastantes: desde quienes la manifiestan de forma serena y armoniosa, realizando su oración con sencillez y paz, hasta quienes la celebran con música, danzas y manifestaciones populares.
Las personas que acuden al templo manifiestan su fe propagando espontáneamente la devoción, agradeciendo la intercesión de San Judas y regalando a otros estampas, pulseras, imágenes, flores, veladoras, dulces, comida, entre otros obsequios.
Los devotos también presentan diferentes ofrendas: flores, veladoras, imágenes, misas con mariachi, agua bendita, entre otras.
¿Qué nos dice la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium?
Los grandes hombres y mujeres de Dios fueron grandes intercesores. La intercesión es como “levadura” en el seno de la Trinidad: es adentrarnos en el Padre y descubrir nuevas dimensiones que iluminan las situaciones concretas y las transforman. Podemos decir que el corazón de Dios se conmueve por la intercesión, pero en realidad Él siempre nos toma la delantera; lo que posibilitamos con nuestra intercesión es que su poder, su amor y su lealtad se manifiesten con mayor nitidez en el pueblo (EG, 283).
Artículo tomado del libro “San Judas Tadeo: Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México”.
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