Gracias por tanto que aportaron a mi ser misionero...

El hombre elegido para ser el Santo Padre hace que alguien como yo se sienta tan a gusto como un hermano menor...

Agradezco mucho a Dios mi vocación personal...

Al concluir mi visita, me quedé con una profunda admiración por el espíritu inquebrantable del pueblo náhuatl.

Han pasado dieciocho años y parece que fue ayer, cuando de la comunidad claretiana de la ciudad de León, Guanajuato, fue destinado a la Ciudad de México el Hno. Adolfo Villaseñor, cmf, a quien todos le dicen de cariño Hno. Fito.

“La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios.