
ENCUENTRO REBICLAR | EL HIJO PRÓDIGO
- Fecha: 31-05-2025
- Autor: Miriam Hamze pastoral juvenil de Torreón
El pasado 24 de mayo, se vivió un encuentro organizado por REBICLAR, que reunió a jóvenes de diversos países de América Latina y el Caribe como Perú, Republica Dominicana, México, Costa Rica, entre otros. Fue un momento que se vivió en fraternidad, escucha y una reflexión profunda que nos dejó con el corazón lleno.
Al iniciar el encuentro Giselle Zamora, coordinadora de REBICLAR nos compartió un cálido mensaje de bienvenida, dando inicio al encuentro con un sentido de comunidad. Siguiendo, el P. Edgar, CMF, nos acompañó y guio con una ponencia sobre el jubileo visto desde la parábola del Hijo Pródigo. Invitando a todos los presentes, especialmente a los jóvenes a verla desde una nueva perspectiva, sugiriendo incluso otro nombre “Hijos del mismo Padre”. Esta mirada interpeló profundamente, porque se centró en ambos hijos y la necesidad de reconciliación entre ambos. Durante la ponencia se reflexionó sobre la peregrinación personal. Esa travesía que cada joven vive, ese camino de altibajos, de búsqueda y retornos, de tentaciones, de cambios, pero también de esperanza, de perdón y la posibilidad de volver siempre al Padre, quien siempre está dispuesto a abrazarnos, a restaurarnos y a recibirnos con amor. “Esta parábola nos anticipa lo que el jubileo busca provocar en nosotros: un retorno al corazón del Padre, una sanación de vínculos y una celebración de la vida nueva” (P. Edgar, CMF, 2025).
También, fue emocionante la participación de los jóvenes, quienes al finalizar la ponencia compartieron sus opiniones, dudas, reflexiones personales e incluso algún testimonio. Fue un diálogo sincero, que ayudó a entender mejor el significado del jubileo y no solo desde la Biblia -sus signos, historia- sino también desde el significado en nuestras vidas.
Finalmente, Yolanda Ester compartió unas palabras significativas de despedida, agradeciendo a los presentes y a Dios por el encuentro vivido y con la espera de un próximo encuentro.
Este encuentro nos hizo abrir nuestra mirada, reflexionar y ver que todos somos parte de esta historia. A veces somos del hijo menor, que se aleja buscando la plenitud, la felicidad y se termina perdiendo. Otras veces somos el hijo mayor, que se queda, pero no comprende la ternura, la misericordia y el amor del Padre. Sin embargo, en ambos casos, el llamado es el mismo, abrir nuestro corazón a la reconciliación y volver al Padre.
Esta historia no solo se trata de un arrepentido que regresa, sino también del hermano que necesita aprender a amar y perdonar. Volver al Padre no es una derrota, al contrario, es una decisión valiente y reconocer al hermano como compañero en la peregrinación de nuestra vida es un paso de madurez en la fe.
En este tiempo, donde vivimos el Jubileo se nos invita a vivir con esperanza esa experiencia de reconciliación profunda con nosotros mismos, con el hermano y con Dios. La puerta siempre estará abierta, solo tenemos que dar ese paso. Vivamos el Jubileo como un tiempo de sanación, reconciliación, de fe y de comunión.
Que esta experiencia nos anime a ser constructores de puentes, a vivir con esperanza, fe y a confirmar que siempre podemos volver a casa, por que tenemos un Padre que siempre esta en la espera de nosotros para recibirnos con los brazos abiertos y para amarnos tal y como somos.