CRÓNICA DE UN RETIRO CUARESMAL

Hace unos días, bastantes, el 3 de marzo, los seglares en discernimiento, nos juntamos en la Rectoría de San Antonio María Claret, en el salón amarillo para mejor ubicación.

Este retiro nace de la necesidad de seguir en el camino de configuración con Cristo, al estilo de San Antonio María Claret. Iniciamos con la oración que Maricarmen nos dirigió encaminando nuestro sentir y actuando el espíritu claretiano. Nos motivó a la reflexión y preparó nuestro corazón a estar en paz y atenta escucha a la palabra de Dios.

Lo anterior permitió que iniciara Luis Gerardo con una plática que desde el inició nos llevó a reflexionar en lo que queríamos destruir en nuestra vida para dar espacio a Jesucristo; algunas comentamos que la flojera era un gran obstáculo, otras el enojo, la desesperación, la envidia, los celos, el deseo de controlar, etc. Todo reflejaba el problema del corazón para estar, como odre nuevo, para la entrada de Cristo a nuestra vida.

También salieron a la luz aspectos interesantes de cada una de nosotras y que a la luz de la fe podemos identificar como obstáculos para ser felices. La charla nos llevó a vernos reflejados en la historia del pueblo de Israel, identificando nuestras infidelidades y nuestras traiciones al amor de Dios.

“La vida de un cristiano es un problema”, ¿cómo resolverlo? A  través de la confianza. Jesús en mi vida es plenitud; la plenitud para acompañarlo a través de mi prójimo, es un renacer para ser mejor, es servir, amar, es vivir en paz.

La cuaresma nos lleva a una nueva vida. Una luz al final del camino “Estaré contigo como lo estuve con Moisés, no te dejaré, ni te abandonaré” (Jos 1, 5). Estás palabras infunden la confianza necesaria para seguir el proyecto de vida que como seglares claretianos estamos clarificando. La inspiración del Espíritu Santo es básica para llegar a la celebración de la Resurrección de Cristo en nuestra vida.

Es importante mencionar a cada uno de los asistentes: Begoña, que es como nuestra hada madrina, nos acompaña; Maricarmen, Matilde, Aracelí, Katia, María Eugenia, Luis Gerardo y yo, María de Lourdes. Aquí seguimos en disernimiento y preparación.