LOS SÍMBOLOS DE LOS JÓVENES COMO LENGUAJE Y LUGAR TEOLÓGICO

LOS SÍMBOLOS DE LOS JÓVENES COMO LENGUAJE Y LUGAR TEOLÓGICO

  • Autor: Prefectura de Apostolado

El Documento de Aparecida (DA 480) insta a la comunidad cristiana a conocer la cultura actual, de tal manera que, conociéndola, se pueda anunciar la Buena Nueva en un lenguaje contemporáneo, entendible, que como se afirmó antes, sea una evangelización de interlocutores.

El lenguaje ocupa un lugar preponderante para poder comunicarnos, y es indispensable en todos los tiempos conocer los lenguajes más predominantes para poder conversar y convertirnos en interlocutores a la hora de comunicarnos, y no solo en emisores o simples destinatarios de una comunicación. Por medio del lenguaje es posible explicar y comprender situaciones, formas de ser y comportamientos de los individuos y de los pueblos.

El lenguaje de la ciudad tiene sus peculiaridades, utiliza medios que, si no son propios solo de ella, sí los explota al máximo. Hoy por hoy las TIC´s (Tecnologías de la Información y Comunicación) facilitan y agilizan el poder informar de manera inmediata.

El símbolo como lenguaje

Símbolo, simbolizar, simbolización, simbolismo, simbólico, son expresiones que se emparentan con las ideas de reunir lo disperso; cohesionar en una armonía dinámica elementos dispares, de integrar creativamente la diversidad donde hombre, cosmos y tiempo se entrelazan para formar un todo coherente de múltiples significaciones existenciales.

La ciudad en sí es una especie de mega símbolo, en ella se dan numerosas y contrastantes corrientes simbólicas de la cultura contemporánea. Es también un escenario efervescente que genera una pluralidad de símbolos portadores de sentido y forjadores de utopías citadinas. (Francisco, MERLOS, “La pastoral profética en el universo simbólico de la urbe”, en: La ciudad: desafío a la evangelización, Equipo de Pastoral Urbana, México 2001, 55).

Para poder leer los símbolos, es necesario tener en cuenta los contextos, los espacios y las esferas diversas donde el símbolo hace su aparición.

Los símbolos se contemplan como realidades tangibles que utilizamos intencionalmente los humanos para vincularnos con realidades invisibles o distantes, haciéndolas de ese modo presentes y accesibles a nuestro espíritu.

La cultura es un compuesto de universos simbólicos, cuyos espacios, íconos, tiempos, movimientos, lenguajes, mitos, memorias, utopías, personificaciones, usos, costumbres y conductas, se expresan con una fuerte carga y fluidez de sentidos. Desde la perspectiva cultural, pertenecer o ser parte de una cultura quiere decir ser ciudadano de su identidad, pero también significa ser viajero frecuente de su universo simbólico.

Referentes del lenguaje simbólico en la urbe

Francisco Merlos menciona algunos referentes del lenguaje simbólico más relevantes en la urbe. (Ibid. 66).

  • Espaciales: Son aquellos lugares privilegiados en los cuales se viven experiencias intensas e intransferibles (discotecas, estadios, hipódromos, plazas, etc.).
  • Icónicos: Son aquellas imágenes que personifican los grandes imaginarios colectivos y que en cierta manera incitan a perseguir ideales (publicidad, espectáculos, paisajes urbanos, edificios históricos, monumentos, logotipos…).
  • Kairológicos: Los tiempos y los sucesos que revelan la memoria histórica o las grandes utopías que se anhelan como las fechas conmemorativas, los ciclos urbanos, los acontecimientos referenciales.
  • Kinestésicos: Los movimientos y actitudes que reflejan las direcciones del inconsciente colectivo (manifestaciones, concentraciones, huelgas, migraciones internas, medios de transporte…).
  • Verbales: Expresiones lingüísticas que imprimen un ritmo particular a la vida y proporcionan un sentido de pertenencia a lo urbano (las llamadas jergas en el hablar, términos en boga, narraciones, historias, rumores, slogans, consignas, siglas…).
  • Personales: Existen individuos o grupos que se erigen en referentes indispensables en quienes se ven encarnadas las grandes aspiraciones colectivas (estrellas de la canción, del deporte, de la política, del arte, del barrio…).

Así pues, hay muchos referentes, sin embargo, se cree que estos son los más representativos.

El joven tiene elementos que le configuran en su comportamiento y en la adquisición de su identidad. Estos elementos hacen que se identifique con otros jóvenes con sus mismos gustos e inclinaciones.

Los elementos configuradores de juventudes y transmisores de símbolos son: los héroes, las modas, la música y con ellos los movimientos y el lenguaje abreviado. A través de ellos los valores y antivalores son transmitidos. La observancia de estas tendencias puede ser importante en el sentido de que ellas funcionan como brújula indicadora del caminar de las juventudes. (Jorge, BORÁN, “Las grandes tendencias de la situación juvenil: El futuro de la juventud en el contexto del tercer milenio” en: Medellín Vol. XXIV/94, 1998. 179).

Los símbolos utilizados por los jóvenes, que son en cierta forma el reflejo, el grito de sus anhelos, la presencia de sus imaginarios sociales, tienen que ser considerados como espacios donde Dios se nos revela y nos está exigiendo pongamos atención para poder responder a las necesidades presentes en las juventudes.

CURIA PROVINCIAL

OFICINAS

Av. Cuauhtémoc 946,
Narvarte, Benito Juárez,
03020, Ciudad de México
Tel. 55.55.43.51.72

_________________ 

PARA ENVÍOS

Templo de San Antonio María Claret
Cuauhtémoc 939.
Col. Narvarte, Benito Juárez
03020, Ciudad de México
Tel. 55.55.43.27.66 / 55.56.69.15.59