En el importante escenario de los 175 años de la Fundación de la Congregación esta misión se apertura y se asume como don y tarea...

El 22 de octubre el Obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Monseñor José de Jesús González Hernández, OFM, hizo entrega oficial a los Misioneros Claretianos de México, la Parroquia de la Santísima Trinidad, la cual se ubica en Mexcalcingo.

Es una parroquia enclavada en la montaña baja del Estado de Guerrero, que comprende 29 pueblos y una de sus características principales es que está habitada por nuestros hermanos de cultura y lengua náhuatl. Para la nación mexicana hablar de esta cultura, es un referente que tiene en sí muchos matices y que habla de una sólida historia y fuerte sentido religioso.

La entrega-recepción de esta parroquia se llevó a cabo a las 12 del mediodía y estuvieron algunos sacerdotes de la diócesis y misioneros claretianos. El lugar de esta ceremonia fue la cancha del pueblo, debido a la gran asistencia de fieles, ese lugar tan singular reflejaba el canto, el colorido festivo y el fuerte sentido religioso que recorre las venas del pueblo náhuatl. Todo esto se puede resumir en esa frase tan profunda, que es legado del pueblo náhuatl: “Flor y canto”.   

Es de reconocer la numerosa presencia de laicos: niños, adolescentes, jóvenes y adultos que vinieron de sus comunidades a ser partícipes de esta ceremonia y a recibir al P. José Luis Fabela, CMF, como nuevo párroco y también a darle la bienvenida al Diácono Juan Carlos González, CMF.

Cabe recordar, que ya desde los años 60s los misioneros claretianos pertenecieron a lo que entonces era la diócesis de Chilapa y caminaron por esa geografía tan desafiante, atendiendo a los hermanos tlapanecos. Y ahora se apertura esta misión en el ambiente náhuatl.

En el importante escenario de los 175 años de la Fundación de la Congregación esta misión se apertura y se asume como don y tarea para la Provincia de México, articulada a las demás misiones de esta Provincia, que buscan construir el Sueño de Claret en tierras mexicanas.

Que San Antonio María Claret siga intercediendo ante Dios de la Vida: “El Dios del cerca y del junto”, para que este nuevo enclave misionero nos siga impulsando a ser Arraigados en Cristo y Audaces en la Misión.

“La mies es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, pues, al dueño de la mies, que envíe trabajadores a su mies” (Mt 9, 37-38).

Que la cultura náhuatl, la montaña baja y nuestros hermanos indígenas sean el rostro y la vestimenta de nuestra respuesta misionera y que brille siempre la Buena Noticia de Jesús en esa geografía física y humana.

San Antonio María Claret, ruega por nosotros