
SAN JUDAS TADEO Y EL DUELO DE LA ASCENSIÓN
- Autor: Hno. Juan Carlos Bugarín Lara, cmf
Según el libro de los Hechos. Los Apóstoles quedaron con la mirada fija al cielo, hasta que unos hombres vestidos de blanco los cuestionan y prometen el retorno de Jesús.
Los Apóstoles en el momento de la Ascensión experimentan la ausencia de Jesús en sus vidas, se ha marchado su Maestro y Amigo. Se puede decir que inician una experiencia de duelo, semejante a cuando se muere un ser querido. Experimentar una pérdida no es algo deseado, pero nos ayuda a crecer.
Desde que nacemos experimentamos separaciones, salir del vientre materno es la primera. Sin embargo, son estas experiencias de decir adiós a una persona significativa, lo que nos lleva a valorarla y encontrar signos de su presencia en nuestra vida. Quienes amamos nos dejan una huella al momento de irse.
El duelo cada individuo lo vive de manera distinta, es necesario hacerse acompañar para, en un determinado plazo de tiempo, hacer un cierre. La vida sigue y hay que vivirla de manera plena, no podemos vivir llorando a nuestros muertos y olvidar de aquellos que nos aman y están junto a nosotros.
Los Apóstoles experimentan un duelo, que concluirá con la fiesta de Pentecostés, en la cual el Espíritu Santo desciende sobre ellos y los envía a anunciar a ese Jesús que sigue presente cuando la comunidad recuerda sus dichos y hechos. No está ausente, se hace presente de una forma distinta.
No dejemos que una separación, del tipo que sea, nos lleve a olvidarnos de quienes permanecen a nuestro lado y nos regalan su amor y compañía. Toda despedida es una oportunidad de regresar la mirada a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Que San Judas interceda por nosotros para superar nuestros duelos, recordar con cariño a los ausentes, valorar y amar a los presentes, encontrarle un nuevo significado a la vida, a nuestra propia vida.