UN MISIONERO EN JAPÓN

MISIONERO P. JAIME CISNEROS ALCALÁ

BODAS DE ORO SACERDOTALES (1973-2023)

El viernes 25 de agosto, en la Parroquia de San Cristóbal de Pajacuarán, Mich., el P. Jaime Cisneros Alcalá celebró sus 50 años de ordenación sacerdotal.

Es relevante motivo misionero el hacer notar que el Padre Jaime, siguiendo el llamado de Jesús al estilo de Claret, de sus 50 años de vida sacerdotal lleva en Japón 46 años de servicio misionero.

Compartimos algunos datos de la vida de este misionero:

El Padre Jaime nació en Pajacuarán, Mich., el 16 de enero de 1947.

Sus padres fueron Federico Cisneros Anaya y Raquela Alcalá Cárdenas.

Muy pequeño, a los 12 años entró al seminario diocesano de Morelia. Poco tiempo después pasó con los Misioneros Claretianos realizando por aquel entonces el Noviciado Claretiano en Celaya, Gto.

Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1973 en el Templo de San Antonio María Claret, en la ahora, Ciudad de México. Realizó su “cantamisa” en su natal Pajuacarán, Mich., el 25 de julio del mismo año.

En noviembre de 1976 viajó a Estados Unidos para aprender inglés, por cuatro meses, idioma que le ayudaría a su nuevo destino misionero en Japón.

Respondiendo a su vocación misionera y con gran ilusión, partió a Japón el 1º de abril de 1977, donde ahí ha vivido hasta esta fecha.

Después de estos datos generales de su vida; ese lindo pueblo de Pajacuarán, Mich., que vio nacer a este misionero sacerdote, ahora fue el testigo de sus Bodas de Oro Sacerdotales. 

El escenario para las Bodas de Oro Sacerdotales del P. Jaime no podía ser otro que una parroquia llena de feligreses (niños, jóvenes y adultos) iluminado por una liturgia muy organizada y muy bellos cantos.

En su emotiva homilía, entre otras cosas, expresó su gran agradecimiento a Dios y a la Congregación de los Misioneros Claretianos. Así como su gran cariño a la Provincia de México y a su familia de sangre.

“Un misionero en Japón”

Terminada la misa, entre propios y extraños, se oía la siguiente expresión: “Un misionero en Japón”.

Sí, fue una bonita y profunda expresión que se puede decir corona la celebración de unas bodas de oro sacerdotales y que nos invita a resignificar la propia vocación, atendiendo con entrega e ilusión nuestra misión cotidiana.

En esta celebración no pudo faltar la fiesta, así, que la familia del Padre Jaime organizó una gran fiesta en el Auditorio de Pajacuarán; acompañada de una abundante comida y amenizada alegremente por el mariachi.

Los hermanos y sobrinos del Padre Jaime a cada instante daban cuenta de la alegría y el regocijo de tener un hermano y un tío: “Misionero en Japón”.

¡Muchas Bendiciones Padre Jaime!