Van a ver y a escuchar cosas maravillosas de Jesús, van a sentir su grandeza, se transfigurará.
En esa ocasión no fue elegido San Judas, pero escuchó a sus compañeros lo sucedido y creyó. Cuando San Pedro vio a Jesús transfigurado expresó: “Que bien se está aquí, hagamos tres tiendas, una para ti otra para Moisés y otra para Elías”.
Pedro estaba entusiasmado, impresionado, feliz. A nosotros no nos tocó verlo, tampoco le tocó a San Judas y como él hemos de creer y esperar.
Con San Judas y con todos los que logran amar a Jesús, seremos felices en su compañía y en el cielo plenamente felices.
Cuando nuestras experiencias personales de cada día se hacen vivencias del Jesús que está con nosotros lo bien logrado y hasta las penalidades conllevan en el fondo un sabor de felicidad.
Vamos comenzando la cuaresma, tiempo para revisar valores. La felicidad que da lo mal vivido es pasajera y deja sabor de culpa, deja sabor de engaño.